Diferencia entre revisiones de «2018/Grupo11/DimensionamientoComercial»

De Evaluación de Proyectos
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El mercado de los alfajores está segmentado en los premium, industriales y artesanales-regionales. Sin embargo, para el vicepresidente de Jorgito todos compiten con todos: en su opinión, los consumidores compran por gusto, por precio o por ambos, de acuerdo con el momento. 
El mercado de los alfajores está segmentado en los premium, industriales y artesanales-regionales. Sin embargo, para el vicepresidente de Jorgito todos compiten con todos: en su opinión, los consumidores compran por gusto, por precio o por ambos, de acuerdo con el momento. 


==== Segmentación. Análisis, tipificación y cuantificación. ====
El precio del producto final varía según el segmento al que pertenece, y actualmente existen tres. La franja más cara es la “premium”, en donde cada alfajor cuesta entre 18 y 20 pesos, aunque algunos pueden alcanzar los 40 pesos. Este segmento, que representa el 3% del market share, está dominado por Cachafáz y Havanna.
El precio del producto final varía según el segmento al que pertenece, y actualmente existen tres. La franja más cara es la “premium”, en donde cada alfajor cuesta entre 18 y 20 pesos, aunque algunos pueden alcanzar los 40 pesos. Este segmento, que representa el 3% del market share, está dominado por Cachafáz y Havanna.


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Por último, en el segmento “low-cost”, los alfajores cuestan entre $5 y $7 y las empresas más importantes son Guaymallén en la Ciudad y Gran Buenos Aires, y Tatín en el resto del país. En este caso, representa el 52 por ciento.
Por último, en el segmento “low-cost”, los alfajores cuestan entre $5 y $7 y las empresas más importantes son Guaymallén en la Ciudad y Gran Buenos Aires, y Tatín en el resto del país. En este caso, representa el 52 por ciento.


==== Nivel de Competencia, Estrategias y Posicionamiento en el Mercado. Precios (actuales y futuros). ====
<u>Competidores Directos.</u>
* HAVANNA.  
* FANTOCHE.
 
La empresa, cuyo nombre es la conjunción de los apellidos fundadores Diéguez y López, comenzó como distribuidora en los años ’60. Fue en 1964, aproximadamente, que ambas familias decidieron comprar Fantoche, una planta muy pequeña de la zona de Liniers especializada en alfajores, pan dulce y galletitas. Hasta 1970 mantuvieron ambas actividades, pero tras un incendio que afectó a la distribuidora decidieron concentrarse en la fábrica Fantoche y vender la distribuidora. Los López se retiraron y los hermanos Diéguez quedaron a cargo.
 
Hoy la empresa está en manos de la segunda generación y entrando la tercera. “Por aquella época, el fuerte del negocio eran los bizcochitos de grasa y el pan dulce, los alfajores como los de todos eran los simples. El gran salto fue cuando lazamos el triple”, destaca Daniel Diéguez, uno de los directores de la empresa. La fábrica de Liniers les quedó chica tras el desprendimiento de la distribuidora y se mudaron a Lugano, donde hoy funciona una planta de 35.000 m2 con seis líneas de producción: trabaja a tres turnos, con 210 personas, que pueden llegar a 320 en temporada alta, con personal temporario.
 
En los ’90 fueron varias las empresas que
 
lanzaron alfajores con tres tapas, pero Fantoche ya lo había hecho dos décadas antes y su
 
Triple era un clásico. Su éxito fue inesperado, sus ventas representaron 30% del mercado y según recuerda Antonio Diéguez se logró sin estudios previos de mercado. Actualmente hay mega, maxi o 3D, además Fantoche ya había registrado la palabra Triple: es el único alfajor que la puede usar en el packaging. 
 
En el presente, las dificultades de venta de Fantoche radican en la competencia de los jugadores más grandes, pero también en la nivelación de los precios. "Vos intentás poner el producto un 10% más barato, pero el quiosquero te vende todo a 10 pesos", explica Diéguez. Actualmente, según mediciones propias, la compañía llega casi a los 10 puntos de market share en el interior y a los seis en Capital Federal y Gran Buenos Aires.
 
Para fomentar su participación, Fantoche busca hacer crecer el mercado total con nuevas versiones y variantes, pero siempre dentro del clásico dulce de leche y chocolate.
* GUAYMALLÉN.
 
Es un alfajor popular ya que equilibra calidad, precio y volumen.
 
La empresa elabora dos millones de alfajores cada día. Es gracias a ese volumen que pueden producir un alfajor de alrededor de $ 5. “Lo que pocos saben es que usamos el mismo dulce de leche que las marcas premium. Las madres son nuestro principal cliente porque son las que saben que por casi nada de plata le completan la vianda a sus hijos con un producto de calidad que, además, alimenta”, aclara Florencia Basilotta, miembro del directorio. Aunque emplean a 200 operarios, nadie toca un alfajor, sus tareas son las de 
 
Guaymallén sumará más líneas de producción cuando logren inaugurar una planta de 50.000 m2 que compraron en 2014 en la localidad de Carlos Spegazzini (Ezeiza). “La nave ya está terminada y la mitad de las máquinas están también compradas. La demora de su puesta en marcha tiene que ver con que se va construyendo con dinero genuino, a medida que va quedando, se reinvierte”, dice Basilotta. Con esa planta, apuntan a sumar un millón de alfajores diarios a la producción actual, con 100 empleados más.
 
Todo se vende en el día, no tienen stock. 
 
La producción de Guaymallen se divide en 40% de alfajores de chocolate, 40% de dulce de leche y 20% por ciento de fruta, un objeto de culto que tiene miles de fanáticos en el país cuya fidelidad no deja de sorprenderlos. ¿La división exacta del gusto popular? Hugo reconoce que Fantoche es el creador indiscutido del alfajor triple pero que ellos tienen el propio, que lidera las ventas en el interior del país. La última creación fue el Guaymallen de1 Oro, el único producto premium de la marca.
 
-  El 2017 fue un año óptimo debido a que cuentan con un producto popular y debido al lanzamiento de un nuevo alfajor “Alegría”, que causo un gran impacto y fue aceptado por los consumidores.


Los Havanna son premium por su tipo de elaboración, su precio y también por tener una cadena de distribución propia y locales exclusivos que les asegura la preservación de la calidad desde fábrica hasta las manos del consumidor. “Cachafaz es un competidor por precio; en términos de la historia, Jorgito es importante; y en función de precios bajos, Guaymallén debe ser el más importante. Havanna vende más productos en caja que por unidad. Es decir, somos más un producto de regalo y entonces, dependiendo de la situación de consumo, ya me tengo que comparar con un champagne, un helado o un Starbucks”, explica Alejandro Alcedo, gerente de operaciones.
- Esperan finalizar la obra que se está realizando en Spegazzini y seguir innovando.


De los 303 locales Havanna, 215 están en la Argentina (162 son franquicias y 53 locales propios) y los 88 restantes, todas franquicias, están distribuidas entre Bolivia, Chile, Venezuela, Perú, España Paraguay y México. Havanna elabora alrededor de 100 millones de alfajores por año y exporta el 10%.
- Trabajar mejor, si se logran bajar los impuestos para las empresas y conseguir de esa manera un buen año para la economía del país.


Según Alcedo, aunque hoy cada barrio de las principales ciudades del país tiene su local Havanna, entre un 40 y un 50% de las ventas de la empresa se concentran en la Costa Atlántica, fundamentalmente en Mar del Plata.  
- Buena relación con los distribuidores mayoristas, legando a todo el país.
* JORGITO  
* JORGITO  
Amador Saavedra y su socio José Antonio Fernández compraron en 1960 una fábrica que se especializaba en la elaboración de bizcochuelos y alfajores para panaderías; solo mantuvieron los alfajores que ya se llamaban Jorgito. “Eran blanco o negro, lo que se conocía en ese momento y desde el baño hasta el empaquetado todo se hacía de manera artesanal. De a poco, mi padre y Saavedra fueron incorporando máquinas envasadoras; primero las mecánicas y más adelante las automáticas flow pack”, dice Fernández. En 1994 la empresa dejó la planta que ocupaba en Parque Patricios y se mudó a otra cuatro veces más grande, equivalente a una manzana, en Boedo. “Esto nos permitió tener ocho líneas de producción para cinco familias de productos; los alfajores simples, los Jorgelín (el maxi), los mini, los conitos y los bizcochitos de grasa. Incorporamos también dosificadoras, túneles de frío y calor, bañadoras, envasadoras y tres hornos”, enumera el empresario que elabora alrededor de 600.000 alfajores diarios.
Amador Saavedra y su socio José Antonio Fernández compraron en 1960 una fábrica que se especializaba en la elaboración de bizcochuelos y alfajores para panaderías; solo mantuvieron los alfajores que ya se llamaban Jorgito. “Eran blanco o negro, lo que se conocía en ese momento y desde el baño hasta el empaquetado todo se hacía de manera artesanal. De a poco, mi padre y Saavedra fueron incorporando máquinas envasadoras; primero las mecánicas y más adelante las automáticas flow pack”, dice Fernández. En 1994 la empresa dejó la planta que ocupaba en Parque Patricios y se mudó a otra cuatro veces más grande, equivalente a una manzana, en Boedo. “Esto nos permitió tener ocho líneas de producción para cinco familias de productos; los alfajores simples, los Jorgelín (el maxi), los mini, los conitos y los bizcochitos de grasa. Incorporamos también dosificadoras, túneles de frío y calor, bañadoras, envasadoras y tres hornos”, enumera el empresario que elabora alrededor de 600.000 alfajores diarios.


La exportación es una ficha pendiente.
La exportación es una ficha pendiente.
* FANTOCHE.


Hoy la empresa está en manos de la segunda generación y entrando la tercera. “Por aquella época, el fuerte del negocio eran los bizcochitos de grasa y el pan dulce, los alfajores como los de todos eran los simples. El gran salto fue cuando lazamos el triple”, destaca Daniel Diéguez, uno de los directores de la empresa. La fábrica de Liniers les quedó chica tras el desprendimiento de la distribuidora y se mudaron a Lugano, donde hoy funciona una planta de 35.000 m2 con seis líneas de producción: trabaja a tres turnos, con 210 personas, que pueden llegar a 320 en temporada alta, con personal temporario.
<u>Competidores Indirectos.</u>
* HAVANNA.
 
La firma marplatense, creada en 1947, pasó de "souvenir de la costa" a una de las compañías argentinas líderes por excelencia. Hoy pisa fuerte no sólo en el país, sino también en Latinoamérica.
 
Son premium por su tipo de elaboración, su precio y también por tener una cadena de distribución propia y locales exclusivos que les asegura la preservación de la calidad desde fábrica hasta las manos del consumidor. “Cachafaz es un competidor por precio; en términos de la historia, Jorgito es importante; y en función de precios bajos, Guaymallén debe ser el más importante. Havanna vende más productos en caja que por unidad. Es decir, somos más un producto de regalo y entonces, dependiendo de la situación de consumo, ya me tengo que comparar con un champagne, un helado o un Starbucks”, explica Alejandro Alcedo, gerente de operaciones.
 
De los 303 locales Havanna, 215 están en la Argentina (162 son franquicias y 53 locales propios) y los 88 restantes, todas franquicias, están distribuidas entre Bolivia, Chile, Venezuela, Perú, España Paraguay y México. Havanna elabora alrededor de 100 millones de alfajores por año y exporta el 10%. En cada nueva locación se estudian las condiciones del producto y si el local cumple con los requisitos arquitectónicos impuestos por la empresa. 
 
Según Alcedo, aunque hoy cada barrio de las principales ciudades del país tiene su local Havanna, entre un 40 y un 50% de las ventas de la empresa se concentran en la Costa Atlántica, fundamentalmente en Mar del Plata. “Si bien es cierto que estamos cada vez más cerca de la gente, persiste la costumbre de viajar de vacaciones y volver con cajas de alfajores para regalar.”
 
Su oferta se centra en un producto estrella: los alfajores, pero las posibilidades van mucho más allá y también se pueden conseguir en sus locales havannets, dulce de leche y todo tipo de chocolates.
 
Una de las claves del éxito de la compañía fue mantenerse fiel a lo que la hacía única. Y, en este sentido, Mar del Plata es parte esencial de su ADN. Por eso, la empresa sigue produciendo en esa ciudad costera y trata de tener todos proveedores argentinos. A modo de ejemplo, se puede mencionar que el café lo hacen con Cabrales y la logística, con Rabbione, ambas marplatenses. 
 
Lograron hacer una sinergía  en tres ejes: 


En los ’90 fueron varias las empresas que lanzaron alfajores con tres tapas, pero Fantoche ya lo había hecho dos décadas antes y su Triple era un clásico. Su éxito fue inesperado, sus ventas representaron 30% del mercado y según recuerda Antonio Diéguez se logró sin estudios previos de mercado. Actualmente hay mega, maxi o 3D, además Fantoche ya había registrado la palabra Triple: es el único alfajor que la puede usar.
En cuanto al público: quien busca un cafecito, se come un alfajor; y quien busca un alfajor, se toma un cafecito.
* GUAYMALLÉN.  


La empresa elabora dos millones de alfajores cada día. Es gracias a ese volumen, dice Basilotta, miembro del directorio, que pueden producir un alfajor de alrededor de $ 5. “Lo que pocos saben es que usamos el mismo dulce de leche que las marcas premium. Las madres son nuestro principal cliente porque son las que saben que por casi nada de plata le completan la vianda a sus hijos con un producto de calidad que, además, alimenta”. Aunque emplean a 200 operarios, nadie toca un alfajor, sus tareas son las de control de la producción, todo lo hacen las máquinas.
• En cuanto a los espacios: son percibidos como "lugares de encuentro".


Guaymallén sumará más líneas de producción cuando logren inaugurar una planta de 50.000 m2 que compraron en 2014 en la localidad de Carlos Spegazzini (Ezeiza). “La nave ya está terminada y la mitad de las máquinas están también compradas. La demora de su puesta en marcha tiene que ver con que se va construyendo con dinero genuino, a medida que va quedando, se reinvierte”, dice Basilotta. “Siguiendo la política de mi suegro, no nos endeudamos tomando crédito, todo es reinversión de dinero genuino de la empresa”, explica Basilotta. Con esa planta, apuntan a sumar un millón de alfajores diarios a la producción actual, con 100 empleados más.
• En cuanto a la atmósfera: al entrar, el consumidor desea compañía, ya sea de un amigo o conocido, de un libro/diario o de dispositivos móviles.
* CACHAFAZ.  
* CACHAFAZ.  



Revisión del 03:18 10 may 2018

Definición de la idea-Proyecto

Análisis del sector industrial y regional

En la Argentina el alfajor alcanzó su mayor éxito hasta convertirse en una golosina imbatible en quioscos y otros comercios: se comen en el país 900 millones de unidades por año, lo que moldea un negocio de $ 7000 millones anuales.[1] Aún en tiempos de caída del consumo, este producto se mantiene como la golosina más comprada por los argentinos. Según datos de la Asociación de Distribuidores de Golosinas y Afines (Adgya), cada habitante come 1 kilo por año, lo que, a un peso promedio de 50 gramos por alfajor, arroja una cifra anual de 20 unidades por persona. Otro detalle: en un mercado cuya facturación a nivel nacional aumentó 32% en 2014 y en el que hay que tener en cuenta un alto grado de informalidad, el impulso está dado fundamentalmente por los alfajores triples, que han restado protagonismo a los simples.


Es posible segmentarlos en tres grupos, bien diferenciados:[2]

  • Industriales
  • Regionales
  • Premium

Regionales

Están presentes en los distintos puntos turísticos del país. En su mayoría son PyMEs familiares, o micro emprendimientos. Prácticamente todas las provincias argentinas tienen su alfajor autóctono, y algunos de ellos se siguen fabricando en forma artesanal. En su mayoría llegan al mercado con puntos de ventas propios. Hacia 1851 en la localidad de Arocena (Provincia de Santa Fe) Don Manuel Zampatti, alias Zapatín, comenzó a elaborar una variante del ya conocido alfajor. La misma consistía en una golosina compuesta por tres galletas horneadas, pegadas con dulce de leche y bañada con azúcar. Siendo éste el primer alfajor conocido en la República, llegando a lo que tradicionalmente se lo conoce como alfajor santafesino. El Coronel Néstor Fernández lo llevó a la batalla de Caseros y fue cuando el ejército lo probó y se popularizó tanto que el General Justo José de Urquiza se hacía llevar a su estancia San José de Entre Ríos un cargamento semanal de estos alfajores.​ Por otra parte en Córdoba fueron creados en 1869 por el químico francés Augusto Chammás. También se elaboran en las provincias de Santiago del Estero, de Tucumán, y en la ciudad de Mar del Plata se elaboran los famosos Havanna y en general en la mayoría de los lugares turísticos de Argentina. Entre los alfajores regionales argentinos se destacan el cordobés, relleno de dulces de fruta (generalmente de membrillo), el santafesino, de no menos de tres tapas hojaldradas pegadas entre sí con mucho dulce de leche y todo el conjunto glaseado (se pueden reconocer las preparaciones industriales por no disponer del baño en la parte inferior, ya que se lo realiza sobre placas). También en Santa Fe se puede adquirir el Rogel, de iguales características, pero más grande (del tamaño de una torta chica) y el Tucumano que es conocido también como clarita, está hecho con unas galletitas crocantes como tapas y relleno de dulce hecho con miel de caña. A su vez, en Argentina son muy apreciados y consumidos los alfajores de maicena (tapas hechas a base de almidón de maíz, dulce de leche como relleno y coco rallado alrededor de la unión del alfajor).

Industriales

Son elaborados empleando máquinas –usualmente de origen italiano- de última generación, lo que permite garantizar homogeneidad en la producción y ausencia de la manipulación de personal. Las marcas apuntan al consumo masivo, y en algunos casos ellas mismas logran la identificación del producto. El alfajor lleva elaborándose y consumiéndose desde tiempos coloniales en territorios que a día de hoy son parte de la Argentina. Es una golosina de producción masiva su producción se remonta a la década del '50 en la costa atlántica argentina. Marcas como Havanna y Balcarce son las primeras, desarrollándose posteriormente otras que suman más de 30 distintas en kioscos y supermercados. Las estadísticas de 2004 indican que en la Argentina, sus habitantes consumen 6 millones de alfajores al día. Es tal la variedad, que en las góndolas de los supermercados pueden encontrarse hasta 34 tipos diferentes de este producto. Dentro de esta clase de alfajores, se encuentran los "alfajores triples", los cuales poseen 3 tapas unidas entre sí con dulce de leche y están todos bañados en chocolate (blanco o negro). Se consumen 6.000.000 de alfajores al día, a promedio de 70 unidades por segundo, y es el mayor productor mundial de este dulce. El éxito del alfajor en el país es tan grande que las 6 millones de unidades al día no incluyen las ventas de masas caseras hechas en panaderías o pastelerías.

Premium

Se caracterizan por tener un packaging más sofisticado y apuntan a un segmento socioeconómico alto. En Argentina, se comercializan en cadenas de delicatessen y gourmet; en el exterior, los residentes argentinos son los mayores demandantes de esta golosina nacional, aunque debido a la participación en distintas ferias alimentarias y a la realización de promociones en el exterior están llegando a otros consumidores. En este segmento, es donde se logra un margen de beneficio más importante por kilo de producto.

Un informe sectorial del ministerio de agroindustria de Argentina lanzó

Comercio exterior[3]

Hace algunos años, los empresarios del sector alfajorero, empezaron a explorar la posibilidad de que este producto, con tanta tradición argentina, pudiera ser comercializado en el exterior. Los alfajores comenzaron a exportarse en principio hacia los países vecinos, donde ya se los conocía, y luego se apuntó hacia destinos más alejados. Actualmente los alfajores argentinos pueden encontrarse en más de 40 países, entre ellos Israel, Estados Unidos, Francia y Australia.

Algunos datos recopilados hasta el año 2007 indican que se exportaron 4810 toneladas valuadas en 9,2 millones de dólares, marca que representó el récord histórico de ventas de alfajores en volumen y valor. Respecto del 2006, el valor promedio por tonelada exportada creció un 6%, alcanzando los 1917 US$/tonelada, lo que cambió la tendencia decreciente que se observaba desde principios del quinquenio.

Al analizar las operaciones de 2007 por destinos, se verifica que el 77% de las ventas externas totales en dólares se concretaron con los países limítrofes, y que más de la mitad de ellas se realizaron con Chile, que es, desde el año 2005, el mayor comprador de alfajores argentinos.

En el período enero - mayo de 2008, se concretaron operaciones por 2110 toneladas valuada en 4,3 millones de dólares. Se exportó un 55% y 53% más en volumen y valor, respectivamente, que en los primeros cinco meses de 2007. Los valores cerrados en 2008 son aproximadamente la mitad del total exportado el pasado año, información que confirma la demanda creciente y sostenida que existe en el mundo por los alfajores argentinos.

Hace muchos años que los argentinos de todas las edades son consumidores de este singular alimento. Ahora se ha comenzado a transitar con perspectivas firmes la senda de la exportación, poniendo a disposición de todo el mundo un producto que va convirtiéndose en un nuevo emblema de los alimentos argentinos.

Análisis del mercado de golosinas en el mundo

El mercado internacional de las golosinas se halla integrado en su mayoría por productos dulces, destinados a deleitar el paladar.

Comprende dos grandes grupos:

  • Confecciones de Chocolate, Integrado por preparaciones que emplean cacao o chocolate en su elaboración.
  • Confecciones de Azúcar, donde éste es el principal ingrediente.

Dentro del segundo grupo se encuentran los caramelos (masticables, duros, rellenos o sin relleno), los chupetines, chicles (o gomas de mascar), confites y grageas, así como las pastillas, turrones y bombones (sin cacao).

Un tercer grupo que se está consolidando en Argentina, tanto por el consumo interno como por las ventas al exterior, es el segmento de los alfajores, producto desconocido en muchos países, pero que lentamente va conquistando los paladares del mundo. En 2005 se exportaron a 75 naciones, por un valor de 3 millones de dólares.

Producción y Consumo

El insumo más empleado en la elaboración de estas confecciones es el azúcar, cuya producción ha protagonizado una transformación que aumentó los rendimientos, y llevó en 2005 a marcar el récord de 2,1 millones de toneladas. Esto se logró en base a nuevas y mejores variedades de caña, a incrementos en la inversión y a la optimización del proceso de industrialización.

Un factor relevante a tener en cuenta en estos productos es el packaging, que no sólo requiere condiciones para preservar la mercadería en la amplia cadena de distribución y comercialización sino que debido a la severa competencia necesita innovaciones permanentes, tanto de formas como de colores.

A partir de 1993, ingresaron al país importantes firmas internacionales que han transformado e impulsado el sector de las golosinas. Se estima que en la actualidad operan 125 compañías productoras, en su mayoría pequeñas y medianas.

De todos modos, la oferta se halla mayoritariamente concentrada en 5 grandes firmas. Una de ellas es la principal productora de caramelos del mundo, posición que ha obtenido en gran medida por la mejora continua de los procesos productivos y una constante reinversión de utilidades en adelantos tecnológicos.

Según estimaciones extraoficiales, en 2005 la producción de caramelos rondó las 200 mil toneladas, destinándose alrededor del 70% al mercado doméstico, que alcanzó de esta forma el récord de producción de la década.

Asociaciones y cámaras del sector indican que en Argentina se consume anualmente aproximadamente, 1,6 Kg. de confecciones de azúcar per capita, cifra muy distante de la de países como Suecia, Finlandia o Dinamarca que alcanzan 10 Kg, per capita al año, e incluso de España, cuyo consumo promedio es de 3 Kg, anuales por habitante.

Mercados

Se estima que en la última década el comercio mundial de estas confituras, totalizó unos 2 millones de toneladas/ año, por un valor promedio anual de 4.300 millones de US$.

De los 85 países demandantes de confituras azucaradas, Argentina se ubica en el 39º lugar, participando con un 0.19%, mientras que Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y Francia, participan históricamente con un 50% de la demanda mundial.

De las golosinas argentinas que ingresaron a Estados Unidos en los últimos diez años, el 98 % no pagó aranceles, porque lo hicieron por medio del SGP1. Recientemente, EE.UU. anunció la posible caída del sistema de beneficios arancelarios a un grupo de países, entre los cuales figura Argentina. De suceder esto, a partir del próximo año, las confituras azucaradas exportadas al mercado norteamericano comenzarían a tributar 5.6%.

Cuando se considera la oferta, Alemania, Bélgica, Canadá, México y Estados Unidos exportan el 49% de la demanda mundial, siendo que Argentina desde principios de la década del ´90, oscila entre la 18º y 21º posición, con una participación del 2% del mercado mundial de las confecciones azucaradas.

Las exportaciones argentinas tanto en volumen (55 y 60 mil toneladas/ año) como en valor (66 y 69 millones de dólares/año) se mantuvieron relativamente constantes a lo largo de la última década.

Cuando se considera la oferta, Alemania, Bélgica, Canadá, México y Estados Unidos exportan el 49% de la demanda mundial, siendo que Argentina desde principios de la década del ´90, oscila entre la 18º y 21º posición, con una participación del 2% del mercado mundial de las confecciones azucaradas.

Las exportaciones argentinas tanto en volumen (55 y 60 mil toneladas/ año) como en valor (66 y 69 millones de dólares/año) se mantuvieron relativamente constantes a lo largo de la última década.[4]

En lo que fue el año 2017, hubo un alto incremento de producción de golosinas, la elaboración del segmento de galletitas y snacks exhibió en el primer semestre un aumento del 0.6 por ciento respecto de igual lapso del año anterior, mientras que el consumo del sector creció 0,8 por ciento interanual “en línea con la tibia recuperación del salario real”, indicó un informe de Investigaciones Económicas Sectoriales (IES).

A su vez, la fabricación de golosinas se incrementó en la primera mitad del año 0,4 por ciento interanual “alentada por las mayores ventas externas”, en tanto que el consumo verificó un descenso de 1,4 por ciento.

“En 2016, el sector de galletitas y snacks, junto con el de golosinas, enfrentaron un mercado interno recesivo, en línea con la pérdida de poder adquisitivo de las familias, que se combinó con una fuerte suba de costos (harina, azúcar, cacao y energía) debido a la devaluación del peso y por la baja de subsidios. En seis meses de 2017, se observa una tibia recuperación de actividad sectorial, con aumentos en la producción y en las exportaciones de galletitas y golosinas”, señaló el análisis.

Las exportaciones, por su parte, tanto de galletitas, golosinas como de snacks en los primeros seis meses alcanzaron un valor de 119 millones de dólares, lo que implica una suba de 8,6 por ciento interanual, mientras que en cantidades tuvieron una mejora de 8,7 por ciento.

El estudio detalló que las ventas al exterior de golosinas sumaron en el semestre 86 millones de dólares y el principal producto fueron los chocolates con 40,4 millones, en tanto las exportaciones de galletitas totalizaron 29 millones y las de snacks alcanzaron a 4 millones y pertenecieron “al rubro papas fritas saladas o aromatizadas”.

A su vez, las importaciones del rubro presentaron en la primera mitad del año un repunte de 10,9 por ciento interanual al llegar a un monto de 66 millones de dólares, mientras que en volúmenes treparon 8 por ciento.

Los principales destinos de las exportaciones de golosinas, galletitas y snacks en valores en el primer semestre de 2017 fueron Uruguay con el 22,1 por ciento del total, Brasil, con 18,5 por ciento, Chile con 17,2 por ciento y Paraguay con 13 por ciento. [5]

La subsecretaria de agro industria del país, publicó dos informes sectorial con respecto a las golosinas

Informe sectorial Nº3

Las confecciones azucaradas argentinas presentaron en 2009 una balanza comercial positiva tanto en volumen como en valor. Las ventas externas en 2009, fueron de 53000 toneladas por un valor de 87 millones de dólares FOB. Exhibieron una caída del 2% en valor y de 3% en valor respecto al 2008.

Informe sectorial Nº4

Con una producción estimada en mas de 300 mil toneladas año y un consumo nacional en torno 6.8 kg per cápita año, el sector golosinas se destaca en particular por alcanzar el mayor precio de exportación entre los distintos sectores que integran la industria alimentaria. [6]

Identificación del negocio

Definición del negocio

Nos dedicaremos a la producción de alfajores industriales. El producto consiste en alfajores cubiertos con chocolate y rellenos de dulce de leche, nos encargamos de la compra de los productos y el armado de los alfajores en nuestra planta de producción.

Barreras de entrada y salida

Oportunidades y amenazas

Oportunidades:

Argentina es uno de los países mas consumidores de alfajores en el mundo, como potenciales productores, tenemos la oportunidad de apuntar a distintos mercados, no solo niños, también adolescentes y adultos consumen, no hay rango de edad para esta golosina, lo cual nos beneficiaria a la hora de posicionarnos frente a la competencia.

Hay distintas metodologías de producción, y la materia prima a utilizar son de origen nacional, por lo tanto no dependemos de proveedores extranjeros.

Amenazas:

Existe una gran variedad de empresas dedicadas a la fabricación de alfajores. Competiríamos con multinacionales y con empresas líderes en alfajores nacionales.

Definición inicial del producto

Producto

El principal producto sobre el que se basará el proyecto son ALFAJORES de cobertura de chocolate y rellenos de dulce de leche.

Descripción

Se compone de dos o más galletas o masas horneadas adheridas entre sí por un relleno dulce de leche, revertidas totalmente por cobertura de chocolate. Tanto la masa de la galleta como el armado nos encargamos nosotros. Es una de las golosina más deliciosas e interesantes ya que son más nutritivas que cualquier otra golosina así como también más satisfacientes que aquellas que están hechas de puro azúcar. Los mismos se pueden conseguir en kioscos y en otros negocios ya que son muy accesibles en términos de precio. Al mismo tiempo, su forma y tamaño los vuelve muy prácticos para ser consumidos en cualquier lugar. [7]

Desperdicios

Subproductos

Proveedores

Para las tapas:

Estudio de Mercado

Definición Inicial del Mercado

Análisis del Mercado Consumidor

Análisis del Mercado Competidor

Características. Análisis, tipificación y cuantificación.

Según la Asociación Distribuidores Golosinas y Afines (ADGYA), se consumen aproximadamente seis millones de alfajores por día, con un piso de facturación (mayorista) de US$ 600 millones al año.  El 80% de las ventas diarias se realizan en los quioscos y el consumidor tarda, en promedio, unos seis segundos en elegir el producto.

El negocio se desarrolla en todo el país y hay unas veinte empresas en la industria, sin contar los de fabricantes artesanales. De ese total, hay cinco grandes compañías que manejan el 87% de la producción: tres Pymes -Jorgito, Guaymallén y Fantoche- y dos multinacionales, la argentina Arcor con una participación del 35% y la estadounidense Mondelez  21,6%. El resto del mercado representan empresas medianas y chicas de origen familiar.

Según Martina Feldkamp, analista senior de marcas locales de Mondelez, en la Argentina los alfajores representan más del 45% del volumen del negocio de la compañía en la categoría chocolates. “El alfajor es un clásico y como tal no pasan de moda, son estables y se venden todo el año. Para nosotros existe una pequeña estacionalidad, especialmente considerando el Terrabusi clásico, que tiene un muy fuerte consumo en épocas de colegio, es un clásico para el recreo”, comenta. Mondelez elabora y comercializa las marcas Terrabusi, Tita, Oreo, Pepitos, Shot y Suchard, y exportan a Uruguay y Paraguay el 4% de su producción.

Fue en realidad a mediados de la década de 1980, cuando las grandes empresas comenzaron a incursionar en el mercado de los alfajores: el alfajor Terrabusi y los Negro/Blanco de Bagley representaron la irrupción de grandes firmas alimentarias.

Esos movimientos en el mercado, para algunos significó una explosión del mercado en términos positivos, pero para otros fue la quiebra. “Lo cierto es que aumentó muchísimo

el consumo. Para nosotros fue beneficioso porque amplió el mercado e hizo del alfajor un producto de consumo masivo”, cuenta Carlos Fernández, vicepresidente de alfajores Jorgito. “Así y todo, ya en los ’90, desaparecieron un montón de marcas que no pudieron sumar tecnología o responder a la demanda.”

El mercado de los alfajores está segmentado en los premium, industriales y artesanales-regionales. Sin embargo, para el vicepresidente de Jorgito todos compiten con todos: en su opinión, los consumidores compran por gusto, por precio o por ambos, de acuerdo con el momento. 

El precio del producto final varía según el segmento al que pertenece, y actualmente existen tres. La franja más cara es la “premium”, en donde cada alfajor cuesta entre 18 y 20 pesos, aunque algunos pueden alcanzar los 40 pesos. Este segmento, que representa el 3% del market share, está dominado por Cachafáz y Havanna.

Por otro lado, está el segmento “estándar” que se lleva el 45% del mercado. Estos alfajores valen entre $10 y $12 y el mercado está dominado por Jorgito en Capital Federal y Fantoche en el interior del país.

Por último, en el segmento “low-cost”, los alfajores cuestan entre $5 y $7 y las empresas más importantes son Guaymallén en la Ciudad y Gran Buenos Aires, y Tatín en el resto del país. En este caso, representa el 52 por ciento.

Competidores Directos.

  • FANTOCHE.

La empresa, cuyo nombre es la conjunción de los apellidos fundadores Diéguez y López, comenzó como distribuidora en los años ’60. Fue en 1964, aproximadamente, que ambas familias decidieron comprar Fantoche, una planta muy pequeña de la zona de Liniers especializada en alfajores, pan dulce y galletitas. Hasta 1970 mantuvieron ambas actividades, pero tras un incendio que afectó a la distribuidora decidieron concentrarse en la fábrica Fantoche y vender la distribuidora. Los López se retiraron y los hermanos Diéguez quedaron a cargo.

Hoy la empresa está en manos de la segunda generación y entrando la tercera. “Por aquella época, el fuerte del negocio eran los bizcochitos de grasa y el pan dulce, los alfajores como los de todos eran los simples. El gran salto fue cuando lazamos el triple”, destaca Daniel Diéguez, uno de los directores de la empresa. La fábrica de Liniers les quedó chica tras el desprendimiento de la distribuidora y se mudaron a Lugano, donde hoy funciona una planta de 35.000 m2 con seis líneas de producción: trabaja a tres turnos, con 210 personas, que pueden llegar a 320 en temporada alta, con personal temporario.

En los ’90 fueron varias las empresas que

lanzaron alfajores con tres tapas, pero Fantoche ya lo había hecho dos décadas antes y su

Triple era un clásico. Su éxito fue inesperado, sus ventas representaron 30% del mercado y según recuerda Antonio Diéguez se logró sin estudios previos de mercado. Actualmente hay mega, maxi o 3D, además Fantoche ya había registrado la palabra Triple: es el único alfajor que la puede usar en el packaging. 

En el presente, las dificultades de venta de Fantoche radican en la competencia de los jugadores más grandes, pero también en la nivelación de los precios. "Vos intentás poner el producto un 10% más barato, pero el quiosquero te vende todo a 10 pesos", explica Diéguez. Actualmente, según mediciones propias, la compañía llega casi a los 10 puntos de market share en el interior y a los seis en Capital Federal y Gran Buenos Aires.

Para fomentar su participación, Fantoche busca hacer crecer el mercado total con nuevas versiones y variantes, pero siempre dentro del clásico dulce de leche y chocolate.

  • GUAYMALLÉN.

Es un alfajor popular ya que equilibra calidad, precio y volumen.

La empresa elabora dos millones de alfajores cada día. Es gracias a ese volumen que pueden producir un alfajor de alrededor de $ 5. “Lo que pocos saben es que usamos el mismo dulce de leche que las marcas premium. Las madres son nuestro principal cliente porque son las que saben que por casi nada de plata le completan la vianda a sus hijos con un producto de calidad que, además, alimenta”, aclara Florencia Basilotta, miembro del directorio. Aunque emplean a 200 operarios, nadie toca un alfajor, sus tareas son las de 

Guaymallén sumará más líneas de producción cuando logren inaugurar una planta de 50.000 m2 que compraron en 2014 en la localidad de Carlos Spegazzini (Ezeiza). “La nave ya está terminada y la mitad de las máquinas están también compradas. La demora de su puesta en marcha tiene que ver con que se va construyendo con dinero genuino, a medida que va quedando, se reinvierte”, dice Basilotta. Con esa planta, apuntan a sumar un millón de alfajores diarios a la producción actual, con 100 empleados más.

Todo se vende en el día, no tienen stock. 

La producción de Guaymallen se divide en 40% de alfajores de chocolate, 40% de dulce de leche y 20% por ciento de fruta, un objeto de culto que tiene miles de fanáticos en el país cuya fidelidad no deja de sorprenderlos. ¿La división exacta del gusto popular? Hugo reconoce que Fantoche es el creador indiscutido del alfajor triple pero que ellos tienen el propio, que lidera las ventas en el interior del país. La última creación fue el Guaymallen de1 Oro, el único producto premium de la marca.

- El 2017 fue un año óptimo debido a que cuentan con un producto popular y debido al lanzamiento de un nuevo alfajor “Alegría”, que causo un gran impacto y fue aceptado por los consumidores.

- Esperan finalizar la obra que se está realizando en Spegazzini y seguir innovando.

- Trabajar mejor, si se logran bajar los impuestos para las empresas y conseguir de esa manera un buen año para la economía del país.

- Buena relación con los distribuidores mayoristas, legando a todo el país.

  • JORGITO

Amador Saavedra y su socio José Antonio Fernández compraron en 1960 una fábrica que se especializaba en la elaboración de bizcochuelos y alfajores para panaderías; solo mantuvieron los alfajores que ya se llamaban Jorgito. “Eran blanco o negro, lo que se conocía en ese momento y desde el baño hasta el empaquetado todo se hacía de manera artesanal. De a poco, mi padre y Saavedra fueron incorporando máquinas envasadoras; primero las mecánicas y más adelante las automáticas flow pack”, dice Fernández. En 1994 la empresa dejó la planta que ocupaba en Parque Patricios y se mudó a otra cuatro veces más grande, equivalente a una manzana, en Boedo. “Esto nos permitió tener ocho líneas de producción para cinco familias de productos; los alfajores simples, los Jorgelín (el maxi), los mini, los conitos y los bizcochitos de grasa. Incorporamos también dosificadoras, túneles de frío y calor, bañadoras, envasadoras y tres hornos”, enumera el empresario que elabora alrededor de 600.000 alfajores diarios.

La exportación es una ficha pendiente.

Competidores Indirectos.

  • HAVANNA.

La firma marplatense, creada en 1947, pasó de "souvenir de la costa" a una de las compañías argentinas líderes por excelencia. Hoy pisa fuerte no sólo en el país, sino también en Latinoamérica.

Son premium por su tipo de elaboración, su precio y también por tener una cadena de distribución propia y locales exclusivos que les asegura la preservación de la calidad desde fábrica hasta las manos del consumidor. “Cachafaz es un competidor por precio; en términos de la historia, Jorgito es importante; y en función de precios bajos, Guaymallén debe ser el más importante. Havanna vende más productos en caja que por unidad. Es decir, somos más un producto de regalo y entonces, dependiendo de la situación de consumo, ya me tengo que comparar con un champagne, un helado o un Starbucks”, explica Alejandro Alcedo, gerente de operaciones.

De los 303 locales Havanna, 215 están en la Argentina (162 son franquicias y 53 locales propios) y los 88 restantes, todas franquicias, están distribuidas entre Bolivia, Chile, Venezuela, Perú, España Paraguay y México. Havanna elabora alrededor de 100 millones de alfajores por año y exporta el 10%. En cada nueva locación se estudian las condiciones del producto y si el local cumple con los requisitos arquitectónicos impuestos por la empresa. 

Según Alcedo, aunque hoy cada barrio de las principales ciudades del país tiene su local Havanna, entre un 40 y un 50% de las ventas de la empresa se concentran en la Costa Atlántica, fundamentalmente en Mar del Plata. “Si bien es cierto que estamos cada vez más cerca de la gente, persiste la costumbre de viajar de vacaciones y volver con cajas de alfajores para regalar.”

Su oferta se centra en un producto estrella: los alfajores, pero las posibilidades van mucho más allá y también se pueden conseguir en sus locales havannets, dulce de leche y todo tipo de chocolates.

Una de las claves del éxito de la compañía fue mantenerse fiel a lo que la hacía única. Y, en este sentido, Mar del Plata es parte esencial de su ADN. Por eso, la empresa sigue produciendo en esa ciudad costera y trata de tener todos proveedores argentinos. A modo de ejemplo, se puede mencionar que el café lo hacen con Cabrales y la logística, con Rabbione, ambas marplatenses. 

Lograron hacer una sinergía  en tres ejes: 

• En cuanto al público: quien busca un cafecito, se come un alfajor; y quien busca un alfajor, se toma un cafecito.

• En cuanto a los espacios: son percibidos como "lugares de encuentro".

• En cuanto a la atmósfera: al entrar, el consumidor desea compañía, ya sea de un amigo o conocido, de un libro/diario o de dispositivos móviles.

  • CACHAFAZ.

Pymes intentó entrevistar a los responsables de Cachafaz, el alfajor artesanal que en los últimos años hizo furor en los kioscos y que ya tiene dos locales exclusivos, en el Recoleta Mall y en la Galería Pacífico. Si bien no dan notas a la prensa, sus responsables comentaron que por el momento no franquician. “Los empleados que atienden en los locales figuran en la nómina de Ensincro, la razón social. Estos puntos de venta son una extensión de la marca y queremos asegurarnos que la atención sea la correcta: con respeto, dedicación y profesionalismo”, argumentó un vocero de la marca.                          

Relación Contractual con los Clientes y Proveedores.